Seguramente con el fin de apoyar a su familiar, amigo o conocido, para que inicie su negocio, adquiera alguna vivienda o bien reciba algún préstamo, alguien le ha solicitado que lo apoye siendo su aval y usted ha adquirido este compromiso.

Para empezar, es importante entender que el aval es la persona que respalda el crédito o préstamo, sirviendo de garantía del cumplimiento de cierta cosa y responde de la conducta de otra persona, normalmente por medio de su firma.

Ser aval de una persona significa comprometerse a pagar una deuda que originalmente no es suya, pero que deberá liquidar en caso de que su amigo, familiar o conocido no pueda o no quiera pagar.

Teniendo claro lo anterior, cuando le pidan ser aval piénselo una, dos, tres, cuatro y hasta cinco veces -no es exageración-, pues aceptar este compromiso puede poner en peligro su patrimonio.

Antes de firmar como aval, conozca todos los riesgos asociados. Usted podría pagar deudas ajenas, los intereses generados y en casos extremos, hasta perder su patrimonio o que este sufra alguna afectación.

Aunque nosotros consideremos que una persona es muy responsable, nadie nos garantiza que ésta vaya a poder cumplir con su obligación porque, si se queda sin trabajo, aunque sea una persona súper responsable, si no tiene dinero, ¿cómo pagará?

Para los que ya se encuentran respaldando a alguna persona como aval, mi recomendación es que como legalmente se adquieren los mismos compromisos que el deudor original, lo mejor es estar al tanto del desarrollo de la deuda.

Es fundamental estar siempre bien informado sobre el progreso del pago, llevar un control de los recibos de pago y asegurarse de que su amigo, conocido o familiar está cumpliendo con lo acordado.

Por: Luis Bernardo Tenorio Arce.

Imagen: GotCredit.