En días pasados varios médicos del País marcharon en apoyo de unos colegas suyos, que al parecer están enfrentando un proceso penal derivado de una negligencia médica.
Tengo varios amigos y clientes que son médicos y todos ellos me parecen altamente profesionales y comprometidos con sus pacientes. Lo mismo puedo decir de algunos abogados y notarios públicos. De hecho, yo me formé profesionalmente con un notario público de esta ciudad (Lic. Raúl Carreón) a quien le estaré eternamente agradecido por su apoyo y por los ejemplos de profesionalismo y conducta intachable que me dio.
Pero aunque nos disguste, no podemos tapar el sol con un dedo y afirmar que todos los médicos, todos los abogados y todos los notarios públicos, son infalibles y no cometen errores por negligencia.
Los médicos, como los abogados y todo tipo de profesional, asumimos una responsabilidad civil en el desempeño de nuestra profesión, que es totalmente independiente de los delitos que también podamos cometer.
Por cierto, así como hay delitos que cometen los médicos por negligencia, también hay delitos que pueden cometer los abogados y los notarios y no solo por conducta negligente, es decir, el piso está parejo para todos en ese sentido.
Para la ley civil, el abogado negligente debe pagar los daños ocasionados a su cliente, incluyendo el daño moral, de ser el caso. Igual para los médicos, para los notarios y para todo tipo de profesionista.
En Estados Unidos ningún médico o abogado en su sano juicio, abre su consultorio o su despacho sin contar primero con un buen seguro que lo proteja de los daños causados por negligencia profesional.
En México, son contados los abogados y médicos que tienen ese seguro así que, están expuestos a enfrentar con su patrimonio o con su libertad las consecuencias de sus conductas negligentes.
En cambio, los notarios públicos deben mantener siempre vigente una fianza para garantizar los daños civiles que puedan causar en el desempeño de su encargo.
Hay médicos, abogados y notarios negligentes que están bien ubicados por sus colegas y estos saben que no deberían estar ejerciendo, por los graves daños que pueden causarle a sus clientes así que, por lo menos en mi personal opinión, la responsabilidad por negligencia profesional no debe desaparecer, pues protege a los clientes de esos malos profesionistas que son afectados por su pobre desempeño.
Ya los tribunales decidirán si los médicos en cuyo apoyo marcharon sus colegas, son responsables o no, por lo pronto, todos ellos, así como los abogados y notarios públicos, debemos saber que se espera de nosotros un servicio profesional de alta calidad en donde, está bien que quepan los errores, siempre y cuando estos no sean por negligencia.
Por David Cristóbal Álvarez Bernal
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